tiempo de un seguimiento implacable de la cuna a la tumbapor parte de sus mentores intangibles.El aspecto más extraño de la revelación consiste en que senos entrega
per se
contradictoria. Si un comunicanteinvisible dicta por ejemplo que la reencarnación es unhecho y que vivimos en un universo en expansión , otro“telefonista” asegura enfáticamente que la vuelta a estevalle de lágrimas es un mito y que la creación total secontrae. Irreconciliables discrepancias distorsionangravemente la coherencia interna del
corpus
de laliteratura filtrada desde otros reinos. Las causas desemejante ambivalencia estructural , aspecto de crucialrelevancia , constituyen por ahora un misterio.Da la impresión de que un ejército de telegrafistaspsíquicos aislados , independientes y descoordinados entresí nos presenta una gratuíta catarata de meras opinionespersonales , algunas equivocadas , aunque revestidas delrutilante oropel de las “escrituras sagradas”. Estaflagrante no-coincidencia entre distintos contactantesrespecto a conceptos idénticos , resta credibilidad a loscomunicados , y deja en un atribulado mar de confusiones ala indefensa clientela de los reveladores , amén dedescalificar ante el
establishment
científico tan caóticofestival de desacuerdos.Por ende existen indicios de que las aseveracionestransmitidas integran un inextricable sistema deinformación/desinformación , cual indigesto cóctel deverdades como templos juntas y revueltas consemiverdades y atroces embustes , lo que obviamente dejaen entredicho el nivel moral de tan cínicos mitómanoscosmosféricos.Un rasgo común a la verdad/falsedad insuflada es sunotoria ambigüedad y la errática metodología expositiva.Salta a la vista que se inculcan a propósito concepciones
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